(Publicado el 2 de agosto de 1.975, y ya ves, sigue de “tremenda acutualidad”)
La palabra colapso no tiene antónimos. Cuando un sistema colapsa, simplemente colapsa. Perdone, sí existe uno: REACCIÓN, pero está en desuso.
“Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en declinación de sus principios hasta llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres y como la de don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya, llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba”
Miguel de Cervantes. "Don Quijote de la Mancha".
viernes, 27 de abril de 2012
El caos
(Publicado el 2 de agosto de 1.975, y ya ves, sigue de “tremenda acutualidad”)
martes, 17 de abril de 2012
El “Objetivismo” de Ayn Rand
"Cuando
advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada."
Ayn Rand* (1950)
* El 2 de febrero de 1905 nació en San
Petersburgo la filósofa y escritora estadounidense (de origen ruso) Alissa Zinovievna
Rosenbaum, más conocida en el mundo de las letras bajo el seudónimo de “Ayn Rand”, y falleció en marzo de 1982
en Nueva York. Oportunísimas las palabras de la autora de la magnífica novela “Atlas Shrugged” (traducida al español
como “La rebelión de Atlas”), una
suerte de anticipo de lo que nos está pasando a los españoles y en mayor o
menor medida a todo el mundo.
lunes, 16 de abril de 2012
Cárcel contra las protestas ciudadanas
La
última de nuestros políticos de democrática bandera ya se está cocinando. Con
la finalidad de echar más leña al fuego –personalmente creo que tarde o
temprano al Gobierno le va a salir el tiro por la culata–, quieren nada más y
nada menos que criminalizar las protestas y sentar por lo penal en el banquillo
de los acusados a quien defienda sus derechos de manera pacífica, a lo Gandhi o
lo Marthin Luther King, criminales confesos ambos.
Antes
de meterse a “Presuntos Manifestantes”, yo personalmente les recomendaría
que se metiesen a “Políticos” (no piden estudios superiores, idiomas, ni
experiencia alguna, solo tener mucha cara dura y muy poca vergüenza) y
esquilmaran/saquearan con la ayuda de un par de asesores, abogados y/o
economistas avispados, alguna Diputación, Ayuntamiento o Consejería de turno,
que legalmente sale ”más barato”.
La
reunión pacífica y sin armas es un derecho recogido en el Artículo 21 de la
Constitución Española. O lo era hasta ahora.
Venga Mariano, ¡más
madera!.
Puedes
firmar en contra de este despropósito en la página de ACTUABLE, “Criminalizar
la protesta civil atenta contra los Derechos Humanos”. Para ello PINCHA AQUÍ.
Les
copio a continuación el artículo que el periodista Ignacio Escolar ha escrito
en su blog.
El Gobierno de Rajoy quiere blindar las
calles, endurecer las leyes, encarcelar a los revoltosos y criminalizar a los
que protesten. Nadie defiende –al menos yo no lo hago– las algaradas violentas.
No debería ser necesario endurecer la legislación para castigar a esos pocos
que las protagonizan, sean forofos del fútbol o antisistemas. Son delitos que
ya están penados. Pero los planes del Gobierno utilizan los anecdóticos actos vandálicos como
coartada para poner sordina al legítimo cabreo de la ciudadanía. Convertir
protestas pacíficas en atentados contra la autoridad castigados con cárcel
es una vulneración de los derechos civiles, un grave abuso que debería
hacer saltar las alarmas entre aquellos que dicen defender la Carta Magna.
De entre todos los porrazos al Código
Penal que ayer anunció el Ejecutivo destacan dos disparates. El primero, que la
resistencia pasiva sea considerada como un atentado a la autoridad castigado
con la cárcel. Reducido al oxímoron, atentado pasivo: dícese del ejercicio pacífico del derecho constitucional a la
reunión y a la manifestación sin esperar a la bendición del delegado del
Gobierno –algo a lo que la legislación no obliga–.
El segundo disparate: que la simple
convocatoria por Internet vaya a estar penada por cárcel y se convierta en un
delito de “integración en organización criminal”. En la práctica, convierte en
un delito la difusión por la red de cualquier manifestación que no esté
previamente autorizada. ¿Da igual que la convocatoria sea pacífica? Si alguien
difunde la manifestación y después un vándalo hace el idiota, ¿la cárcel es
para ambos?.
Es obvio que el Gobierno no está
esperando a cambiar la ley para aplicar la política de mano dura, que forma
parte de una estrategia muy estudiada contra el 15-M y otros movimientos de
protesta. Las reformas que prepara el Gobierno coinciden de pleno con las
instrucciones que ya está siguiendo la Fiscalía General del Estado. Tras la
huelga general, los fiscales pidieron prisión provisional contra el actor Willy
Toledo y contra dos manifestantes de Barcelona. Toledo cayó en manos de un juez sensato y quedó libre, ni siquiera había pruebas
ni indicios sólidos. Los dos detenidos de Barcelona están acusados de actos
vandálicos pero aún no han sido juzgados. Sin embargo, ya están en la cárcel, (y Jaume Matas, en la calle).
sábado, 14 de abril de 2012
Al bordo del Titanic
Hoy se celebra el centenario del
hundimiento del Insumergible TITANIC, y no puedo resistirme a copiar aquí lo
que Arturo Pérez-Reverte escribió el pasado 2 de abril en su "Patente
de Corso". Como siempre, dando en
el clavo.
Al bordo del Titanic
Parece que fue ayer, y ya ven. La noche del próximo 14 de abril toca aniversario:
cien años justos desde que el Destino, que tiene ganas de guasa, puso un
iceberg en mitad de la ruta del Titanic. Barco publicitado como insumergible,
tecnología ultramoderna, primer viaje, 2.228 personas a bordo entre pasajeros y
tripulantes. La mar lisa como un plato. Y zaca. Cubitos de hielo en la cubierta
de estribor, desgarro bajo la línea de flotación, y al fondo. Millar y medio de
ahogados preguntándose cómo ha podido pasarme esto. Glú, glú. Después, un siglo
de leyenda, libros, películas: la de Kate Winslet y Leonardo di Caprio,
estupenda. La protagonizada por Clifton Webb, prescindible y mediocre, incluso
mala. La mejor, en mi opinión, la más rigurosa y perfecta -la he visto docenas
de veces, y sigo haciéndolo- es La última noche del
Titanic, dirigida por Roy Baker
sobre un guión nada menos que de Eric Ambler, basado a su vez en un libro
conciso y magnífico de Walter Lord, A Night to remember -así se titula la película en inglés-, que
ninguna de las obras posteriores logró superar nunca. El libro de Lord,
publicado en 1954, acabo de verlo en bolsillo, recién reeditado, con el mismo
título: La última noche del Titanic. Así que quien quiera saber exactamente lo que
ocurrió a bordo entre el 14 y el 15 de abril de 1912, no sé a qué espera, si
tiene una librería cerca. O lejos.
Ignoro si les pasa a ustedes. A mí, aquella tragedia me trae a la cabeza
naufragios y desastres más recientes. Y como ese Destino al que mencionaba
antes no tiene sentimientos y le gustan las paradojas, y por otra parte soy de
los que imaginan a una especie de dios borracho, o bromista cósmico,
tronchándose de risa con los afanes de las miserables hormigas que corremos
bajo su bota, la coincidencia de fechas entre el aniversario del Titanic y la que está cayendo no me parece casual.
Por el contrario, creo que todo responde al mismo plan. A la naturaleza de las
cosas. A la misma estupidez colectiva que ahora ocupa el lugar de la
inteligencia y el ingenio que durante siglos nos hicieron progresar y ser
mejores, hasta que dejamos de serlo.
No sé si consigo explicarme. Consideren lo que el Titanic simboliza hoy. Las tripas del asunto.
Dejen de lado la parte sentimental, si pueden. La compasión natural por las
víctimas, las emociones y otros elementos perturbadores del buen juicio.
Mírenlo con objetividad fría, como nos mira ese bromista al que me referí
antes. Dos mil y pico infelices, desde sofisticados millonarios a emigrantes
pobres como ratas, que confiando en la publicidad de la compañía White Star,
que califica su barco de insumergible, se instalan alegremente a bordo de un
artefacto de acero que pesa 45.000 toneladas, y cuya tendencia natural, si algo
falla en la técnica -y la técnica puede fallar siempre-, será irse al fondo por
su propio peso. Y no contentos con tentar a la suerte de tal manera, esos
pasajeros confían sus vidas a una tripulación en la que los marinos auténticos
son minoría. A un sindicato -así los llamó Joseph Conrad- de cocineros,
mayordomos y camareros más dedicados al confort del pasaje, a que éste coma
bien, duerma cómodo y se divierta, que a la navegación profesional propiamente
dicha. Ahora, como guinda del pastel, añadan a eso una compañía naviera
dispuesta a hacerse a toda costa con los récords de navegación y los beneficios
que ese primer viaje puede traer en cuanto a promoción y venta de pasajes en el
futuro. Con lo que tenemos, resumiendo la cosa, un artefacto monstruoso, hijo
de la ambición y la arrogancia, lleno de incautos y gobernado por
irresponsables, lanzado a veintiuna millas por hora en llena noche atlántica, a
través de un mar lleno de icebergs. O sea: bingo.
Y ahora mírenme a los ojos y digan si la historia no suena calentita, a reciente de
estos días. Cambien pasajeros por nosotros mismos, tripulantes por entidades
financieras, compañía naviera por políticos desvergonzados, incompetentes y
embusteros. Cambien la fiesta a bordo, los pasajeros de lujo con sus copas de
champaña, los de tercera clase soñando con la vida mejor que podía aguardarles
en América, por todos nosotros, nuestros créditos fáciles sobre sueldos que no
podían sostenerlos, nuestro derroche, nuestra estupidez suicida, nuestro mirar
hacia otro lado a las primeras señales de hielo en el mar. Metan todo eso en un
ordenador, oigan. Denle a la tecla enter y saldrá nuestra foto exacta,
saludando sonrientes desde la cubierta del barco insumergible, encantados de
habernos conocido. Felices de estar ahí. Observen sobre todo nuestra cara de
idiotas. Cien años ya, desde el Titanic, y no hemos aprendido nada.
miércoles, 11 de abril de 2012
Simiocracia
Aleix Saló vuelve a la carga tras "Españistan", con una magnífica tira cómica que da la risa por no llorar. Ya está aquí......S I M I O C R A C I A
Si te perdiste el anterior o lo quieres disfrutar de nuevo, aquí puedes ver "Españistan; de la burbuja inmobiliaria a la crisis".
Si te perdiste el anterior o lo quieres disfrutar de nuevo, aquí puedes ver "Españistan; de la burbuja inmobiliaria a la crisis".
martes, 10 de abril de 2012
El viaje a ninguna parte o la simetría del absurdo
No se ustedes, pero yo estoy rozando los límites de mi paciencia. Aún no han pasado ni cinco meses desde que el presente gobierno ganó las elecciones generalas españolas, y el nivel de despropósitos a los que nos someten es agotador. No me refiero a los recortes, reformas, medidas y ajustes con los que desayunamos, comemos y cenamos todos los días, no. No en este caso.
Me refiero a que la clase política de este país (toda ella), no es que nos tome por idiotas. Es que ya presumen de ello mientras se pasean por la cuerda floja con dos copas de más.
Si usted se hubiese ido a una isla desierta o se hubiese metido en un "reallity show" allá por el día 15 del pasado noviembre (apenas una semana antes de las elecciones) y hubiese vuelto a su casa hoy, no saldría de su asombro tras escuchar o ver un par de noticieros. Pensaría que se han vuelto todos locos. Que dicen y hacen todo lo contrario de lo que decían y hacían antes de las elecciones.
Oigo, leo y veo los "saturantes" noticiarios y no salgo de mi asombro. Todo, y digo todo, lo que decía el Partido Popular (entonces en la oposición) mientras el PSOE gobernaba y tomaba las medidas que le dictaban, es exactamente lo mismo que hoy le espeta (o le esputa, que es lo mismo pero con flemas) el partido socialista al PP (hoy en el poder) en cada rueda de prensa, pleno del congreso y pasillo enmoquetado. Y las excusas, razones y paradigmas* que oíamos a diario en boca del ex-presidente Zapatero, son exactamente las mismas que hoy soportamos de Mariano Rajoy, sargento chusquero de turno a las ordenes de "no se sabe quién", y que dirige los designios de los españolitos a media jornada.
Esto suele pasar muy a menudo. En campaña electoral ya se sabe, prometer y prometer, y luego ya veremos. Pero sucede que en estos momentos parece que "se nota" más. Que ya no se cortan ni un pelo en ocupar posiciones completamente opuestas y simétricamente absurdas.
Echo de menos un golpe en la mesa de nuestros intelectuales, escritores, científicos, filósofos, periodistas, etc. En definitiva, de la gente inteligente y culta que tenemos en este país. Porque la clase política ya ha admitido que tiene complejo de inferioridad frente a las élites económicas. Y de donde no hay, no se puede sacar.
Entretanto, y ojo al dato, todo lo que el gobierno está recortando en este ejercicio, no alcanzará para pagar la deuda (y sus intereses) de este año. ¡Joder!.
Entretanto, y ojo al dato, todo lo que el gobierno está recortando en este ejercicio, no alcanzará para pagar la deuda (y sus intereses) de este año. ¡Joder!.
Dentro de cuatro años iremos a votar otra vez, porque claro, esto es una Democracia.
¿Somos imbéciles?. Rotundamente sí.
* Un paradigma es el resultado de los usos y costumbres, de creencias establecidas, de verdades a medias. Un paradigma es ley hasta que es desbancado por otro nuevo. Los paradigmas pueden tener vigencia durante años, siglos e incluso milenios sin cambio alguno. Depende de que se empiecen a acumular crisis que hagan insostenible el paradigma de turno. Entonces los círculos de poder crean soportes y paradigmas que sostienen el paradigma original.
* Un paradigma es el resultado de los usos y costumbres, de creencias establecidas, de verdades a medias. Un paradigma es ley hasta que es desbancado por otro nuevo. Los paradigmas pueden tener vigencia durante años, siglos e incluso milenios sin cambio alguno. Depende de que se empiecen a acumular crisis que hagan insostenible el paradigma de turno. Entonces los círculos de poder crean soportes y paradigmas que sostienen el paradigma original.
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