Antes
de meterse a “Presuntos Manifestantes”, yo personalmente les recomendaría
que se metiesen a “Políticos” (no piden estudios superiores, idiomas, ni
experiencia alguna, solo tener mucha cara dura y muy poca vergüenza) y
esquilmaran/saquearan con la ayuda de un par de asesores, abogados y/o
economistas avispados, alguna Diputación, Ayuntamiento o Consejería de turno,
que legalmente sale ”más barato”.
La
reunión pacífica y sin armas es un derecho recogido en el Artículo 21 de la
Constitución Española. O lo era hasta ahora.
Venga Mariano, ¡más
madera!.
Puedes
firmar en contra de este despropósito en la página de ACTUABLE, “Criminalizar
la protesta civil atenta contra los Derechos Humanos”. Para ello PINCHA AQUÍ.
Les
copio a continuación el artículo que el periodista Ignacio Escolar ha escrito
en su blog.
El Gobierno de Rajoy quiere blindar las
calles, endurecer las leyes, encarcelar a los revoltosos y criminalizar a los
que protesten. Nadie defiende –al menos yo no lo hago– las algaradas violentas.
No debería ser necesario endurecer la legislación para castigar a esos pocos
que las protagonizan, sean forofos del fútbol o antisistemas. Son delitos que
ya están penados. Pero los planes del Gobierno utilizan los anecdóticos actos vandálicos como
coartada para poner sordina al legítimo cabreo de la ciudadanía. Convertir
protestas pacíficas en atentados contra la autoridad castigados con cárcel
es una vulneración de los derechos civiles, un grave abuso que debería
hacer saltar las alarmas entre aquellos que dicen defender la Carta Magna.
De entre todos los porrazos al Código
Penal que ayer anunció el Ejecutivo destacan dos disparates. El primero, que la
resistencia pasiva sea considerada como un atentado a la autoridad castigado
con la cárcel. Reducido al oxímoron, atentado pasivo: dícese del ejercicio pacífico del derecho constitucional a la
reunión y a la manifestación sin esperar a la bendición del delegado del
Gobierno –algo a lo que la legislación no obliga–.
El segundo disparate: que la simple
convocatoria por Internet vaya a estar penada por cárcel y se convierta en un
delito de “integración en organización criminal”. En la práctica, convierte en
un delito la difusión por la red de cualquier manifestación que no esté
previamente autorizada. ¿Da igual que la convocatoria sea pacífica? Si alguien
difunde la manifestación y después un vándalo hace el idiota, ¿la cárcel es
para ambos?.
Es obvio que el Gobierno no está
esperando a cambiar la ley para aplicar la política de mano dura, que forma
parte de una estrategia muy estudiada contra el 15-M y otros movimientos de
protesta. Las reformas que prepara el Gobierno coinciden de pleno con las
instrucciones que ya está siguiendo la Fiscalía General del Estado. Tras la
huelga general, los fiscales pidieron prisión provisional contra el actor Willy
Toledo y contra dos manifestantes de Barcelona. Toledo cayó en manos de un juez sensato y quedó libre, ni siquiera había pruebas
ni indicios sólidos. Los dos detenidos de Barcelona están acusados de actos
vandálicos pero aún no han sido juzgados. Sin embargo, ya están en la cárcel, (y Jaume Matas, en la calle).
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